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11 lo he puesto en manos de la nación más eminente, para que lo trate conforme a su maldad. Después de haberlo desechado yo, 12 lo talaron los extranjeros más crueles y lo tiraron por los montes. Sus ramas quedaron esparcidas por todas las colinas; su follaje quedó desgajado por todos los barrancos; los pueblos de la tierra huyeron de su sombra, dejándolo tirado.

13 Sobre sus restos se reunieron
todas las aves del cielo;
pisotearon sus ramas
todas las bestias del campo.

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